martes, 25 de octubre de 2011

El arca de Noé del siglo XXI


El arca de Noé del siglo XXI: aspectos positivos (I)

boveda-slavbard-2.jpgSi viajais muy al norte, cuando apenas faltan mil kilómetros para llegar al Polo Norte, os encontraréis con Svalbard, un lugar tan aislado que parece de otro mundo. Pero allí vive gente. Y también hay otra cosa. La ya llamada Bóveda del fin del mundo.
Un silo que se construyó a 130 metros de profundidad en una montaña de piedra arenisca en la isla de Spitsbergen, cerca de Longyearbyen, a 1.000 kilómetros de Noruega y a otros 1.000 del Polo Norte. Las obras se iniciaron en marzo de 2007 y el silo se inauguró oficialmente el 26 de febrero de 2008.
La Bóveda Global de Semillas sería al mundo de la agricultura lo que el arca de Noé fue al mundo de los animales, pues se ha constituido como el almacén de semillas más grande del mundo, diseñado para proteger la biodiversidad de las especies de cultivos que nos sirven como alimento. Al menos así es como lo ha denominado el ministro de agricultura de Noruega, Terje Riis-Johansen: “un arca de Noé en Svalbard”.
Desde su inauguración, ya guarda en su interior 100 millones de semillas procedentes de un centenar de países. Pero los tres almacenes en los que está dividido el silo tienen la capacidad de atesorar hasta 2.000 millones de semillas. En caso de cataclismo medioambiental o de extinción, estas semillas garantizarán la recuperación de los cultivos de las especies de las que depende la alimentación de la humanidad. No es algo tan remoto: el 90 % de los alimentos que consumimos en la actualidad provienen de sólo 150 plantas distintas, frente a las más de 7.000 que procedían en el siglo pasado; hemos perdido tres cuartas partes de las variedades vegetales silvestres, fundamentalmente por la expansión de las más rentables desde un punto de vista comercial. Por ejemplo, en 1949 los granjeros chinos cultivaban cerca de 10.000 variedades de trigo. Sólo 20 años después, el cultivo se ha había reducido a menos de 1.000. En México sólo existen en la actualidad el 20 % de las variedades de maíz registradas en 1920. El 95 % de las 8.000 variedades de manzanos cultivadas en Estados Unidos a principios del siglo XX ha desaparecido.images-1.jpegPara la conservación de este preciado tesoro, por lo tanto, se han tomado unas medidas de protección, vigilancia y almacenaje que recuerdan bastante a las de un banco suizo. En primer lugar se ha estudiado su particular enclave. Por su disposición geográfica y geológica, en caso de que ocurriera un fallo eléctrico en los sistemas de refrigeración que mantienen las muestras a 18 grados bajo cero, no habría problema. El permafrost son las capas de hielo permanentemente congelados, un perfecto refrigerante natural que rodea la estructura y que continuaría manteniendo las muestras a menos 6 grados centígrados. La bóveda también es impermeable a la actividad volcánica, los terremotos, los tsunamis, la radiación, las consecuencias del cambio climático o las invasiones víricas.
Para acceder al depósito es necesario llegar en helicóptero: descartadas quedan las motos de nieve. Así que, tras aterrizar en el helipuerto, deberéis franquear la entrada que emerge de la montaña como la futurista entrada a un búnker; por supuesto, la cerradura está totalmente congelada. Una estrecha estructura de cemento y metal con un panel pensado para aprovechar la iluminación tan especial del sol de medianoche de esta zona del mundo. La bóveda está desabitada, porque el control se hace a distancia y sólo acude personal de mantenimiento una vez al año. Todas las puertas, además, están hechas a pruebas de explosiones. Después nos esperan 125 metros de un corredor forrado de hormigón hasta llegar a las cámaras de almacenaje, que están aisladas tras una cámara de aire. Aquí es cuando la comparación con un banco suizo se hace más evidente, porque todas las muestras se almacenan en cajas de aluminio y polietileno cerradas herméticamente, alineadas en estanterías metálicas en los tres almacenes de casi 400 metros cuadrados, lo que garantiza una baja actividad metabólica y un perfecto estado de conservación durante siglos.
Los diamantes más caros de este particular banco de alimentos lo constituyen las semillas de plátanos, habas, garbanzos, guisantes, lentejas, maíz, patatas, arroz, sorgo, trigo y mandioca, que son las semillas con prioridad Alfa. El arroz, por ejemplo, supone el 50 % de la dieta de países como Laos y Camboya, y el 32 % de la dieta asiática. La mandioca es la base de la alimentación tropical y el maíz, de la norteamericana. No en vano, la FAO (la organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación) es la principal patrocinadora de la bóveda.
Algunas de estas semillas congeladas y desecadas, como los guisantes, sólo podrán conservarse entre 20 y 30 años; otras, como el girasol y el maíz, podrán permanecer intactas en este museo aislado profilácticamente durante siglos: 2.000 años la cebada, 1.700 años el trigo, hasta 20.000 años el sorgo. Tiempo más que suficiente para que las generaciones futuras puedan, por ejemplo, reconstruir un mundo devastado por un cataclismo global.
images.jpegCualquier país puede enviar sus muestras de semillas, que se conservarán gratuitamente en la bóveda sin que por ello pierdan su propiedad sobre ellas. Cuando una de sus variedades desaparezca de su medio natural, bastará con que el país emisor vuelva a reclamar las copias de repuesto. Por ejemplo, Filipinas ha surtido a la bóveda con más de 70.000 variedades de arroz. De México provienen 47.000 variedades de trigo y más de 10.000 de maíz. De Colombia, 30.000 variedades de judías y similares. De Perú, casi 6.000 variedades de patata. Por el momento, España no ha enviado ninguna partida de semillas a la bóveda, pero ya se han establecido los primeros contactos con el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) para que empiecen las primeras colaboraciones con este reservorio de biodiversidad vegetal.
“Nuestro objetivo es conservar aquí una copia de seguridad de las semillas de todo el planeta”, cuenta el genetista noruego Ola Westengen, el coordinador de este proyecto cuyo coste asciende a 3,8 millones de euros. “Creo que hemos logrado un buen comienzo, aunque todavía tardaremos muchos años en llenar la bóveda”. Cuando esto suceda, entonces se convertirá indiscutiblemente en el mayor banco de semillas de todo el mundo, y también en el mejor dotado.
La mayoría de los demás bancos de semillas diseminados por otros países, sobre todo los que están en vías de desarrollo, se encuentran permanentemente amenazados por toda clase de imponderables: conflictos bélicos, escasez de recursos en la gestión, riesgos de desastres naturales, escasez de agua y otros. No es el caso del silo noruego, que bien podría llamarse sin ningún pudor el arca de Noé del siglo XXI, un siglo cada vez más amenazado por el cambio climático y la extinción masiva de las especies vegetales. “Será el mejor congelador del mundo”, resume el alma máter del proyecto, Cary Fowler, director de la Fundación para la Diversidad de los Cultivos Globales, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la conservación del patrimonio genético mundial que asume los costes de funcionamiento del silo (no así su construcción, de la que ha sido responsable el Gobierno de Noruega).
No hay que olvidar que la mayoría de calorías que ingiere la población mundial proceden de sólo 30 cultivos, así que quizá dentro de poco sea este búnker de ciencia ficción escondido en las gélidas entrañas de una montaña polar la única salvaguarda para el futuro de la humanidad. Sin tener en cuenta los beneficios que la diversidad de plantas puede reportar a nivel medicinal en el ser humano, como indica el divulgador científicoEduardo Punset en su libro Por qué somos cómo somos:
Sólo en China existen más de 30.000 especies de plantas. Estamos hablando de otra de las grandes maravillas de este planeta: las plantas medicinales, algo más antiguo que el hombre. Una de las razones por las que merece la pena conservar la diversidad, por lo que cada vez que se quema un área de la Amazonia (y han ardido zonas con extensiones comparables a Bélgica) debemos ser conscientes de que hemos perdido miles de plantas cuyos principios activos no conoceremos nunca. Y esto es algo irreparable. ¿Quién se preocupa de que esto no suceda? ¿Lo hacen las grandes empresas farmacéuticas? Jorge Wagensberg ha investigado en Amazonia y ha constatado que «algunas tribus llevaban unos 7.000 años investigando con plantas empleando el método ensayo-error. Los indios de la Amazonia son grandes investigadores, van por la selva y cuando ven una planta que no conocen —lo que ocurre a menudo porque la diversidad es muy grande— la mordisquean y empiezan a investigar para qué puede servir. Recuerdo que tenían analgésicos, incluso plantas que nosotros llamaríamos drogas. Algunas muy divertidas, como, por ejemplo, para dormir, el equivalente a una pastilla para dormir. Otras, para una vez te has dormido, soñar, incluso para tener dulces sueños. Y también para despertarse, para facilitar el diálogo y contarse los sueños».
Con todo, quizá los intereses de los responsables de estos bancos de semillas no sean tan altruistas como parecen. Pero de eso os hablaré en otra entrega sobre la bóveda del final del mundo.
En Xataka Ciencia | El arca de Noe de las plantas

¿Qué harías si te entregaran 80.000 dólares ahora mismo?


¿Qué harías si te entregaran 80.000 dólares ahora mismo?

loteria_518.jpgLa mayoría de la gente no está preparada para ganar la lotería. Aunque creamos lo contrario, aunque estemos convencidos de que, tras un golpe de suerte como ése, gestionaremos adecuadamente el dinero para vivir el resto de nuestra vida sin trabajar, lo cierto es que muy pocos son los que están preparados para recibir de un solo golpe una gran cantidad de dinero. La mayoría de gente lo despilfarrará.
Basta con que busquéis las biografías de los ganadores de los premios gordos de la lotería. La mayoría son historias efímeras. Un estudio de 2001 en Estados Unidos, dirigido por el National Endowment for Financial Education, sugería que alrededor del 70 % de la gente que recibe enormes cantidades de dinero de una vez lo gasta todo en los dos primeros años.
Otro ejemplo lo observamos en el caso de la reserva de Samson Cree en Hobbema, Alberta, que está enclavado sobre un yacimiento petrolífero. En esas zonas, entre las reservas de indígenas con importantes ingresos por gas o petróleo, es común que se entreguen grandes sumas de dinero a las personas que alcanzan la mayoría de edad. Concretamente en Samson Cree, las familias percibían casi 3.000 dólares en derechos cada mes, y a los adolescentes se les entregaba 100.000 dólares cuando cumplían 18 años. Sin embargo, Hobbema en Hobbema hubo una oleada de suicidios: de 6.000 habitantes, había unos 300 suicidios anuales.
Relacionar los suicidios con este incentivo económico es quizá aventurado, pero muchos habitantes de Hobbema refieren casos de chicos que gastan el dinero recibido en pocos meses y luego se suicidan, cuando descubren atónitos que se han quedado sin nada y que ya no pueden continuar con su estilo de vida desenfrenado.
Otros estudios empíricos sugieren que recibir grandes cantidades de dinero de una sola vez influye negativamente en la responsabilidad que tenemos sobre ese dinero. Por ello fue desestimada una propuesta llevada a cabo por Bruce Ackerman y Anne Alstott en The Stakeholder Society (La sociedad participativa) a fin de conseguir que se rompieran las grandes concentraciones de riqueza y que cada habitante tuviera, de base, un número de oportunidades más equitativo.
Lo explica así Joseph Heath en Lucro sucio:
Ackerman y Alsott sugieren que los impuestos de sucesiones deben incrementarse para financiar una transferencia de dinero efectivo a cada nueva generación de ciudadanos estadounidenses, 80.000 dólares por persona, que se recibirían entre los 18 y los 25 años. La idea es crear igualdad de oportunidades “nivelando el terreno de juego” desde el inicio de la madurez. Esto se presentó como una propuesta de legislativa seria, completada con cálculos de cuánto costaría (225.000 millones de dólares por año), cómo puede organizarse la financiación, etcétera. La esperanza que tienen es, obviamente, que la gente hará algo sensato con los 80.000 dólares, como pagar una educación universitaria o comprar un fondo de inversión colectiva. Si la gente tuviera que invertir el capital sabiamente, la suma de 80.000 dólares podría generar un flujo de rentas que sería más generoso que las prestaciones sociales disponibles para los individuos solteros en la mayoría de las jurisdicciones.
Seguramente si se hubiera aplicado la medida, mucha gente hubiese empleado ese dinero de forma irresponsable, de esa manera irresponsable en la que la mayoría de nosotros manejamos las grandes transferencias de dinero llegadas por un premio de la lotería o una herencia. Sólo basta echar un vistazo a cómo los estadounidenses gestionan su dinero: aplazan más de 650.000 millones de dólares sólo en deuda de tarjeta de crédito, a tipos de interés prohibitivos. El autocontrol, pues, no parece una característica en un mundo donde se mezcla nuestro cerebro, los anuncios de objetos mercables en grandes cantidades y variedades y las opciones cada vez mayores de incrementar la liquidez de forma rápida.
Por si esto fuera poco, todo parece indicar que incrementar la renta (cuando ya tenemos una renta aceptable) no nos hace necesariamente más felices, como ya os expliqué con detalle en el artículo ¿Los ricos son felices?

En 400 años, cada uno de nosotros sólo dispondrá de 100 metros cuadrados de tierra


En 400 años, cada uno de nosotros sólo dispondrá de 100 metros cuadrados de tierra

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Hoy vamos a ponernos un poco malthusianos. Si el crecimiento de la población sigue la actual tendencia, dentro de 400 años habrá apenas 100 metros cuadrados de tierra para cada habitante.
No suena a demasiado espacio, aunque hace unos días os expliqué que, según cálculos optimistas del economista Colin Clark, todos nosotros podríamos, en teoría, sobrevivir con sólo 27 metros cuadrados de tierra por cabeza si tenemos en cuenta las necesidades alimentarias (Clark calculó en los setenta que el mundo podría alimentar 35 000 millones de bocas). Eso sí, estaríamos todos un poco estrechos (a no ser que construyamos mucho verticalmente).
Pero para llegar a esos 27 exiguos metros cuadrados falta demasiado, así que hagamos un cálculo más cercano con 100 metros cuadrados por cabeza, el terreno ocupado por una casa unifamiliar en una urbanización corriente.
Para ello, hemos de dividir en parcelitas de 10 por 10 metros cuadrados toda la superficie de la Tierra, que es de unos 150 millones de kilómetros cuadrados. El resultado es que en la Tierra cabrían 1.500 miles de millones de parcelas de este tamaño. Según cálculos de Graham Tattersall:
La población actual de la Tierra está en torno a los 6.600 millones de habitantes, y durante los dos últimos siglos se ha duplicado aproximadamente cada 50 años. Para averiguar cuánto tiempo tendría que transcurrir para que la población alcanzara los 15.000 millones 1,5 billones de personas, contemos en saltos de 50 años cada uno, y vayamos duplicando cada vez la población hasta alcanzar esa cifra. Son unos 8 saltos de 50 años, y por lo tanto un total de 400 años.

domingo, 2 de octubre de 2011

20 ojos impresionantes

20 ojos impresionantes de la evolución terrestre.

Visión de 360º.

Las arañas saltarinas tienen ocho ojos simples, dispuestos de tal manera que pueden observar todo lo que les rodea.





Esta preciosa esfera azul es el el ojo de un krill antártico. Cuando el animal está vivo, el ojo se ve negro. 




Pupilas horizontales.

Los ojos de la cabra tienen pupilas rectangulares, lo que les permite ver en un ángulo de hasta 320 grados.



Ojos independientes.

El camaleón no solo puede ver 360º, sino que puede mover cada ojo de forma independiente.




Ojos retráctiles.

Los ojos del caracol, dentro de sus tentáculos superiores, proprocionan una clara ventaja a la hora de protegerse.




Pequeños y laterales.

Los ojos del elefante llaman la atención en relación con su tamaño. Al estar situados en los laterales, proprocionan un escaso campo de visión tridimensional.




Arriba y abajo.

Winteria telescopa pertenece a la familia de los peces duende y sus ojos pueden detectar las siluetas de sus depredadores contra la superficie.




No ve de cerca.

Aunque el búho tiene una vista excelente con poca luz, es hipermétrope: no ve de cerca.




Visión en mosaico.

Los ojos de la mosca son un ejemplo de ojo compuesto.El resultado final es una imagen en mosaico, no una imagen repetida n veces en celdillas.




Protegidos contra el agua.

Los ojos de los anfibios poseen una pequeña membrana que los cubre cuando se sumergen.




El pez "cuatro ojos".

Los ojos de este pez de la familia de los anablépidos tienen dos partes: una para ver fuera del agua y otra para ver debajo. 




Ojos saltones.

La mosca de ojos de tallo (Teleopsis almanni) ha adquirido este curioso aspecto por un proceso de selección sexual. La distancia entre ojos es a veces mayor que la longitud del insecto.




Ojos de asesino.

Los ojos del tiburón son diez veces más sensibles a la luz que los de los humanos. 




Visión nocturna.

Las pupilas rasgadas de los felinos les permiten un control mucho mayor sobre la cantidad de luz que entra en el ojo.




La mirada del cazador.

Al microscoio electrónico, los ojos del mosquito dan aún más miedo.




Sin punto ciego.

El ojo de los cefalópodos, como este calamar, es un ejemplo de convergencia evolutiva. Evolucionó de forma independiente a los vertebrados y no tiene punto ciego.




Ojos reflectores.

Dolichopteryx longipes es el único animal conocido con ojos reflectores que utilizan un espejo en lugar de una lente para formar las imágenes.




Ojos desproporcionados.

Los ojos del tarsio, un pequeño primate nocturno de las selvas del sureste asiático, son los más grandes que posee un mamífero en proporción a su cuerpo. Le sirven para cazar insectos por la noche.




Visión "marciana".

Los ojos del camarón mantis (Gonodactylus smithii) llevan ventaja sobre todos los demás: ven en infrarrojo, ultravioleta y se mueven de forma independiente.




Nuestros ojos.

A pesar de que nos parecen una máquina perfecta, muchos animales nos superan en agudeza visual, visión periférica, etc.